La Vanguardia – Pablo Heras-Casado: “Lo mío es un poliamor con orquestas de todo el mundo”

La Vanguardia

Pablo Heras-Casado (Granada, 1977), la batuta díscola, que no sólo abarca un amplio repertorio sino que colecciona orquestas por todo el mundo, presenta hoy su proyecto Falla en L’Auditori junto a laMahler Chamber, el Ferrari de las orquestas de cámara. Con ellos ha grabado estos días en la sala barcelonesa dos piezas concebidas como ballets: El amor brujo El sombrero de tres picos , una coproducción de L’Auditori y Harmonia Mundi que Ibercamera ha incluido en su temporada fuera de abono, hoy día 10 de abril.

No es el primer capítulo de la joint venture entre el director granadino y L’Auditori. Le precede el proyecto de las sinfonías de Mendelssohn con la Freiburger Barockorchester. Y de hecho en dos semanas completa su integral con un CD que contiene la Sinfonía núm. 1 además del Concerto para piano núm. 2, con Kristian Bezuidenhout. Y en septiembre graba con la Orquesta de París la Consagración de la primavera de Stravinski.

La Orquesta de París, la Filarmónica de Múnich, la Bayerischer Rundfunk, la Staatskapelle de Berlín, la London Symphony… ¿Lo suyo es con las orquestas es un poliamor?

Tengo una pequeña gran familia repartida por todo el mundo donde vuelvo, sí. Y es un poliamor estupendo porque las tengo de todas clases y de todos los géneros. Las tengo barrocas, de cámara, alemanas, francesas, americanas… de todo.

Pero no hay un compromiso en firme con ninguna de ellas. ¿Qué ha de suceder para abandone este poliamor y siente la cabeza?

Pues siguiendo con el símil, tendría que encontrar el amor de mi vida.

Usted pica alto, se ha dejado ver con las top ten. ¿Tiene que ser una Filarmónica de Berlín la que le pida que se case con usted?

No tiene por qué ser esa, hay muchas orquestas fantásticas que no tienen por qué estar a ese nivel.

“Ese modelo es más arriesgado, de más incertidumbre. Pero me satisface manejar un montón de instrumentos y lenguajes diferentes”

Ese modelo de no compromiso, ¿le genera instabilidad o cierto miedo?

Es más arriesgado, hay más incertidumbre. Llevo ya años asentando ese modelo así que ya nadie se extraña que haga tantas cosas y tan diferentes. Tengo relaciones establecidas con muchas y las mejores orquestas barrocas, haciendo ópera o estrenos de música contemporánea. Pero supone estar mucho más alerta y ser muy flexible para poder cambiar constantemente de repertorio. Pero para mi es muy satisfactorio manejar un montón de instrumentos y lenguajes diferentes. Ahora estoy en el Real a menudo, que es mi casa, y estamos con el Anillo del nibelungo de Wagner y haciendo repertorio bruckneriano. Y a parte de las cuatro alemanas estoy con la Tonhalle de Zúrich, con la Santa Cecilia de Roma, y voy cada año a San Francisco, Chicago, Los Angeles…

Hoy dirige Falla en Barcelona como colofón de la gira con la Mahler Chamber. ¿Es acaso el compositor que tiene usted más interiorizado, aunque sea por afinidad granadina?

No especialmente. No tengo más afinidad con Falla. E incluso ahora, ensayando esta música y habiéndola dirigido por todo el mundo, mi actitud y sensación no es diferente a cuando dirijo a otro compositor contemporáneo a este tipo de estética. Siempre he tenido esta relación con esa música. Hay cosas muy próximas, ciertos ritmos, pero es una ventaja guardar una distancia, para poder dar luz objetiva al compositor, sin dejarse llevar por cuestiones personales o sentimentales.

¿Qué cree que espera de usted la Mahler Chamber con este repertorio en el atril?

Que conozca bien esa música, que la tenga interiorizada. Quieren vivir y respirar a través de esta música. Pero insisto, ellos saben que soy de andaluz y que Falla es un compositor español, pero también yo les he elegido porque tocan y se arriesgan con la misma pasión y llegan hasta el ultimo recoveco y la última indicación que si estuvieran tocando cualquiero otro repertorio. Y esa es la ventaja. no tener prejuicios, no dejarse levar por ciertos prejuicios de lo que debe ser la música española o italiana, etc. Y con esa actitud te llevas sorpresas y puedes redescubrir cosas interesante.

“Para mí la grabación referencial de Falla es la de Josep Pons: le quitaba las aristas y sobre todo el merengue que a veces tiene esa música”

La grabación que hizo de Falla Josep Pons, con la Orquestra del Teatre Lliure- y con la de Granada después- se considera referencial. ¿Qué aportaría usted?

Justamente, parra mi la grabación referencial es desde siempre la de Pons, desde que la conocí cuando tenia unos 20 años. Antes incluso de conocer personalmente a fondo la literatura musical de Falla, ese tipo de lectura de Pons ya era algo que me fascinaba, una lectura abierta, que pone a Falla como compositor de la modernidad, revolucionario, que escribe de una manera de su tiempo, contemporánea, cercana al mundo de Bartók, de Stravinski y la vanguardia internacional. Sólo que utilizaba material del folclore propio,pero también esos mismos que acabo de nombrar. Pero eso es algo anecdótico, es un punto de partida. Y lo que Pons hacia con la Orquesta de Granada era sacar las aristas, quitarle de encima todo el merengue que a vences tiene esa música, quedarse con la esencia. Y gana mucho.

¿Si Pons ya devolvía a Falla a su esencia, entonces usted que ha venido a hacer con esta nueva grabación?

Lograr que una orquesta de primerísima y que conozco bien continue esa línea que Pons inició, muy interesante y renovadora, una manera de oír la música de Manuel de falla, pero sin tradicionalismos que vienen de otra época, sin folclorismos. Y sobre todo, sin ese montón de lugares comunes, que encontramos en todos los repertorios. Pero cuando una partitura como esa está tan minuciosamente y obsesivamente detallada y controlada, con la precisión de un compositor del siglo XX, uno no puede tomarse caprichos. Porque cuando el autor quiere hacerlo, lo dice claramente. Y reescribir cosas y tempos es algo que no haces cuando ves la actitud que el compositor tiene ante la escritura y la música. La intención es devolver la música de Falla a su esencia.

“Todo aquello que un compositor de una cierta época quiere hacer para salirse un poco del camino lo deja escrito”

¿Y por qué siendo Falla tan preciso es víctima de esas interpretaciones más folcloristas?

Es que eso ocurre con todos los compositores, con Beethoven y con todos. Lo que pasa es que ahora hay una forma de hacer que se llama históricamente informada. Ahora se conoce la práctica interpretativa de la época, la estética, la técnica… Es importante estar informado. Y eso ha pasado con Beethoven y sigue pasando, como con Schumann, con Mendelssohn, con la música de Mahler incluso. Compositores que no sabemos por qué pero se siguen interpretados a capricho.

¿El siglo XXI va a ser el tiempo en que se devuelva las esencias a los grandes repertorios del pasado, hasta del más reciente?

Yo creo que si. La esencia tiene alma y es humana, claro, pero tiene que haber una objetividad, un criterio, una vuelta a la esencia, al origen, a la novedad de cada compositor. Y la novedad está en lo radical, está en lo nuevo y en el acento, en el staccato, en el tempo… en el mensaje. Y el mensaje esta en la partitura. Todo aquello que un compositor de una cierta época quiere hacer para salirse un poco del camino lo deja escrito. Lo que no, no hace falta, ya se sobreentiende.

Esa búsqueda de la esencia, ¿es el mayor reto o el mayor placer?

Las dos cosas, porque es algo muy íntimo. Vas a través de la partitura, que al fin y al cabo es un código, partes de ella de manera minuciosa. Y es un reto también cuando viajas de una orquesta a otra por todo el mundo, con orquestas que tienen tradiciones instaladas con ciertos repertorios y que es un reto sacarlas de ese raíl casi marcado a fuego.

El público también tiene sus propios raíles marcados a fuego ¿Protesta el público?

En general no. A veces con la ópera, donde el público es más conservador y quiere oír la versión que conoce. Pero eso no puede ser. Porque de lo contrario el artista ha muerto. Cuando se imita a alguien y se sigue una tendencia, no hay que olvidar que ese alguien creó una tendencia con un criterio, idea o impulso distinto. Y si a partir de ahí los demás sólo podemos hacer la Heroica de Beethoven o el Rigoletto de Verdi siguiendo esta estela nos convertimos en meros funcionarios.

“A veces el público quiere oír la versión que ya conoce. Pero eso no puede ser, de lo contrario el artista ha muerto”