ABC Cultura – Pablo Heras-Casado: «¿Quién dice que un director de orquesta no puede irse de cañas?»

Su calendario este año incluye conciertos con la Orquesta de Filadelfia, Philharmonia Orchestra, Orquesta Ciudad de Granada, Filarmónica de Múnich, New World Symphony, Sinfónica de RTVE, Sinfónica de Madrid, NDR Elbphilharmonie Orchester, Verbier Festival Chamber Orchestra, Freiburger Barockorchester, Sinfónica de San Francisco y Filarmónica de Israel; además de dirigir el estreno en Madrid de la ópera «Die soldaten», conciertos en el festival de Granada y la ópera «Boris Godunov» en Amsterdam. Es, además, el principal director invitado del Teatro Real, el director del Festival de Granada y el director laureado de la Orchestra of St. Luke, en Nueva York. Es decir, que su calendario está lo que se dice apretado. Y, por si fuera poco, Pablo Heras-Casado(Granada, 1977) ha encontrado tiempo para escribir un libro. «Dicen que cuantas más cosas haces, más te es posible hacer. Es cuestión de organizarse», se defiende.

«A prueba de orquesta» (Espasa) es, como él lo define, «un viaje a través de la música clásica». «Escribir un libro no entraba en mis planes en absoluto –confiesa el director–, pero cuando me lo ofreció la editorial me intrigó y me gustó; lo vi como una oportunidad de divulgar la música y lo que hacemos los músicos. No es un libro para entendidos; no solo para ellos, al menos. Cuento mis vivencias, mis experiencias, una excusa para abrir al público la música y el día a día de un músico, que parece que es algo misterioso y que provenga de alguna pócima secreta. Pero no son unas memorias, aunque sea autobiográfico. Yo cuento las cosas tal y como son, intento transmitir lo que pienso con un lenguaje sencillo y de una manera honesta y leal, sin grandilocuencia. Lo que he hecho no es algo heroico; es perseguir una pasión con todas tus fuerzas».

En el libro insiste en que un músico no es un extraterrestre, sino una persona normal…

Tener que recalcarlo es una obviedad, pero es importante hacerlo. ¿Quién ha dicho que un director de orquesta no se pueda ir de cañas? ¿Que sea incompatible tomar unas cervezas y leer una partitura de Stravinski? Al contrario. Es mucho vivir de forma plena cada etapa de tu vida. ¿Cómo llena un artista de vida lo que hace si no ha vivido? Si no ha caído, si no ha experimentado, si no te has frustrado, si no has compartido. Yo soy un afortunado, gracias a la música vivo mi vida más intensamente y le doy más valor a los momentos familiares, a esas cañas con los amigos, a los viajes….

¿Hay demasiada parafernalia en el mundo de la música clásica, demasiado alejamiento con el público?

Lo ha habido, pero hoy queda poco. Lo que nos falta es convencer, y convencernos los propios artistas –los hay a los que les gusta tener ese estatus de ser «de otra galaxia»– de esa normalidad que nos acerca al público del siglo XXI. En la música hay todavía maneras heredadas, rituales decimonónicos que ya no forman parte de la realidad. Es aburrido, y contraproducente para el arte en nuestros días. Tenemos el ejemplo de los museos, que son lugares vivos, de encuentro, llenos de actividades, donde se viven cosas… La música debe acercarse a ese ámbito. Y los músicos también. Hay necesidad de normalizar la música, lo que no significa banalizarla. Lo que hacemos es algo muy elevado.

Dirigir en vaqueros no es una falta de respeto, no significa banalizar la música.

Pero tampoco es la solución. No tiene mucho sentido disfrazarse, usar la etiqueta que tenían en el siglo XX. No me parece mal cuidar la vestimenta en los conciertos, igual que lo haces en una boda o una ocasión especial. Es darle importancia a ese momento, pero no hace falta que sea con la etiqueta del siglo XIX.

Escribiendo el libro, ¿le ha entrado vértigo de lo rápido que le han ido las cosas?

No, ha sido ocasión de repasar momentos que con la prisa no había podido valorar: personas importantes, ocasiones importantes, que han sido claves en mi carrera. El vértigo ha sido mirar hacia atrás y ver que han pasado muchas cosas en muy poco tiempo. Pero mi carrera no ha sido subirme en una alfombra voladora. Todo han sido pasos muy lógicos.

Pero se pueden subir las escaleras más o menos rápido, y usted lo ha hecho a una gran velocidad.

Pero escalón a escalón. No he utilizado ningún ascensor. Llevo casi veintidós años subiendo escalón a escalón. Y para mí es importante no olvidarlo y transmitir el valor de la constancia y el esfuerzo diario.

Y no olvidar el origen. Usted tiene siempre el ancla en sus raíces…

Completamente. Lo he tenido siempre y lo sigo teniendo. No lo he perdido nunca, no he tenido que hacer un viaje de vuelta jamás. Con los años, con la madurez. me doy cuenta de gestos, de instantes, de momentos gracias a los cuales tengo la cabeza y las emociones bien asentadas. Cuando la gente que de verdad me quiere, que me conoce de siempre, me dice que yo no he cambiado, que soy el mismo de siempre, me sienta bien.

¿Y cómo le cambió como artista ser padre? ¿Se puede explicar?

Todos me decían que me iba a cambiar la vida y las prioridades. Pero no. Ser padre es lo más maravilloso que se puede imaginar, pero mis prioridades siempre fueron mis padres, mi compañera… Mi familia. Un hijo es coronar todo esto, pero nunca he tenido que volver porque nunca me he ido.

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